viernes, 3 de octubre de 2008

...Sueño de una noche de invierno...


Cada vez que despertaba sentía que algo andaba mal, una extraña sensación de que algo ocurriría, pero nada, pasaba el día y no sucedía nada, era como si su mente le estuviese engañando, hasta que un buen día se despertó, y en su boca tenia un extraño sabor agridulce miró hacia la ventana que está a los pies de su cama, sintió unos deseos incontenibles de vomitar llevó sus manos hacia su boca pues no alcanzaría a llegar hasta el baño, vio con horror que sus manos estaban completamente ensangrentadas, fue el baño, y al mirarse al espejo supo que era ese sabor, sangre… cubría todo su rostro, sólo sus ojos estaban liebres de ella.


No recordaba nada, solo esa horrible sensación de que había bebido en exceso con sus amigos y de que algo terrible habían hecho… En su habitación no había nada que pudiese darle un indicio de qué había ocurrido la noche anterior, todo estaba limpio, un poco desordenado, como era de costumbre, pero no había sangre, su ropa tampoco estaba manchada, solo las sábanas y su almohada, empapadas.


Sin saber qué pensar y un poco aturdido por lo que estaba viviendo, fue a ducharse, al entrar en la ducha vio un charco de sangre y restos de algo que parecían ser viseras. Vomitó, vomitó, hasta que mas no le dio el estómago, un mareo le hizo caer de bruces sobre la taza del baño, todo le daba vueltas, no podía reaccionar, no sabía que hacer, desorientado se arrastro hasta su dormitorio y se sentó en el suelo para ordenar un poco sus ideas….


Escuchó por unos instantes, no oía a nadie de su familia, su hermano menor, su madre, su padre… nadie, sólo ladraba un perro pequeño que tienen afuera en el patio, el perro que está amarrado detrás no se oía.Siguió sentado unos instantes mientras se recuperaba, mientras se asentaban sus pensamientos, mientras pensaba en las posibilidades, en lo que habría ocurrido.


Poco a poco el sol comenzaba a iluminar mejor el ambiente, un rastro de sangre venía en dirección a su habitación desde el pasillo, asomó la cabeza y vio con horror que venía desde la habitación de sus padres, no se atrevió a moverse, quedó paralizado, un destello le encandiló su conciencia, un flash, un rostro, aun un poco aterrado comenzaba a plasmar ese destello, si, sin duda, era ella, la Gorda. (esa gorda amorfa, casi travesti, su amiga, compañera de carretes, la que le había presentado en sociedad, en esa sociedad decadente, de excesos, de alcohol, de drogas, de sexo desenfrenado) se reía de forma exacerbada, casi orgásmica, furibunda, una risa ronca, gutural, y esa expresión de satisfacción inmensamente malvada en su inflado rostro, esos ojos verde claro, destellantes, que contrastaban y resaltaban a la vez con su piel trigueña, oscura, lozana, salpicada por gotas de sangre, como si le hubiesen sido escupidas.


Seguía sentado, inmóvil, aterrado. Todo le daba vueltas…


A medida que el sol comenzaba a subir hacia el cénit su casa comenzaba a calentarse, crujía, y cada vez resonaba con mas fuerzas esos terribles sonidos, potenciados por el silencio sepulcral del ambiente, ya no daba mas, tenia que hacer algo, tenia que saber de alguna forma que es lo que había ocurrido, se armó de valor y se puso de pie, tambaleándose caminó por el pasillo, en la dirección del rastro de sangre, hacia la habitación de sus padres, su cabeza no daba mas, el corazón palpitaba con fuerza en su pecho que se apretaba a tal punto que no le dejaba respirar, cayó desvanecido frente a la puerta del dormitorio… semiinconsciente sentía una voz que le decía:


-“Hermanito ayúdame”. Hera una voz gutural, ahogada, como mugido de buey pero de niño al fin y al cabo.


-“Hermanito por favor ayúdame” Sin poder recobrar el sentido, su desesperación le hizo caer mas profundo en su inconsciencia hasta el punto de no oír más esa terrible voz…


Pasaron unas horas hasta que recobró la conciencia, estaba de espaldas en el suelo, vomitado, su cabeza dolía como si se hubiese estrellado contra la pared, ese olor del alcohol mezclado en su vómito, sentía vértigo. Poco a poco recordaba cómo había llegado ahí, recordó la voz.


¡Mi hermano!, se levantó de golpe, entró en la pieza, y ahí estaba, la cama de sus padres empapada de sangre, pero nadie sobre ella, sólo lo que parecían ser pisadas infantiles manchadas por inmensos charcos de sangre, que iban desde la cama, saliendo por la puerta, hacia el living, dando la vuelta hacia donde estaba la televisión, encendida con muy poco volumen, nuevamente su pecho se apretó, sus sienes palpitaban con fuerza, no quería seguir hacia el living, ya sabía lo que había en el, pero debía seguir, caminando muy lentamente, casi arrastrándose, afirmado en las murallas del pasillo, el camino de unos cuantos pasos parecía interminable.


De pronto imágenes en su mente aterrorizada, que le hicieron desplomarse, no comprendía nada, no entendía eso, no podía ser, no era posible…


Al borde de la locura, desesperado, desgarrado recordó todo lo que había pasado en esa noche de juerga…


Le había llamado su amiga la Gorda, y su mejor amigo, el de la cara de murciélago, la tops para hacer el carrete en su casa, ese que tanto habían organizado, ya que sus padres se irían a la playa ese mismo día y no volvían sino hasta el próximo fin de semana. Estaría el mismo grupo de siempre, el de las duras para el carrete, el mismo grupo que le había elegido el rey indiscutido del cuarto oscuro, y el mas duro de los duros para carretear, ese grupo con el que había compartido tantas horas de decadente desenfreno, de alcohol exagerado, y por que no decirlo, de drogas y sexo desenfrenado, ese grupo que le había llevado hasta el fondo de su dignidad, esas personas que le hacían sentir cómodo, pues en el fondo el siempre fue uno de ellos.

Pero había un pequeño inconveniente en esta ocasión: el tendría que cuidar a su hermano menor durante la ausencia de sus padres. Mas eso no era gran problema, pues se iría temprano a la cama y no molestaría más.

Comenzaron a llegar los invitados, primero el mejor amigo, afilándose los dientes por lo que ocurriría en tan esperada fiesta, conversaban jovialmente de las cosas que sucederían y de las expectativas que tenían, de a poco llegaron en grupos reducidos y se fue calentando el ambiente, al música, el alcohol el desenfreno hasta límites insospechados. Aparece su hermano y le encuentra en situación indecorosa con otras dos personas, desnudos los tres sobre el sofá, los demás aplaudiendo y vitoreando la indescriptible escena, la risa de la Gorda y los gritos y aplausos de su mejor amigo.

Al ver que le miraba su hermano, y comenzaba a correr hacia el dormitorio de sus padres se apresuraron todos en contra del pequeño para apresarle, sin pensar en lo que hacían, pues en el estado de euforia y con la gran cantidad de alcohol bebida ya estaban convertidos en animales, tomaron al pequeño y lo llevaron ante su hermano, que para esas alturas era el héroe indiscutido de la jornada. Este le tomó por el cuello, y su hermanito al querer escapar le mordió la mano que le quedaba suelta, el muy infame comenzó a golpear con furia su pequeño rostro hasta dejarle su carita deformada, los otros gritaban y aullaban cual jauría de hienas, la Gorda reía, gruñía, sentada pues no podía ya estarse en pié… El pequeño niño ya no gritaba, sólo intentaba escaparse de las manos de su depredador, entretanto uno de los invitados sacó una navaja de sus bolsillos, la que le entregó a tan infame hermano, mientras la Gorda gritaba:

-“¡Dale su merecido, enséñale quien manda en esta casa!”…

El animal tomó la navaja y alentado por sus “amigos” comenzó a cortar el pecho indefenso de la criatura. Cuando ésta quiso escapar, le cortó las plantas de sus piececitos, lo llevo al dormitorio de sus padres y le propinó un golpe certero en la cabeza, quedó inconsciente, lo dejó ahí para seguir con la bacanal que tanto había esperado.

Siguieron la fiesta, sin preocuparse de nada mas, sólo en seguir pasándolo bien, comieron bebieron hasta mas no poder, de ahí en adelante sus recuerdos de vuelven un poco borrosos, salvo por lo que había ocurrido con el perro mas grande de la casa, lo habían sacrificado por que no dejaba de ladrar, y la Gorda había sacado sus corazón y lo había puesto al centro de la mesita del living para jugar con el un rato, mientras reía de la forma mas horrenda que podría imaginarse, eso es lo que estaba en la ducha, y las vísceras del perro…

Yacía donde había caído, frente al living, al lado de la chimenea, su cabeza había chocado con el tambor de ésta, dejándolo vuelto hacia los sillones, ahí estaba… su hermanito pequeño, son su rostro amoratado, desfigurado por los golpes, las plantas de sus pies cortadas al igual que su pecho, los deditos de sus manitas quebrados, su pelo arrancado. Inmóvil sentado en el sillón pálido, ya no corría la sangre de su cuerpecito inerte, estaba toda derramada en el piso, no había nada que hacer para el.

Al tomar conciencia de todas estas cosas, caminó hacia la cocina, tomo un cuchillo y se lo clavó en el pecho, cayó al suelo hasta que perdió la conciencia, mientras oía un manojo se llaves, la cerradura de la puerta de entrada… no oyó mas, no sintió mas, solo oscuridad, pero no podía descansar, oía la voz de su hermanito, que le repetía una y otra vez, ¿por qué?, ¿Por qué me hiciste eso?...

Despertó en la sala del hospital, no podía moverse, no sentía el cuerpo, solo su rostro, sólo podía mover los ojos. Poco a poco tomaba conciencia de su estado actual, del estado en que se encontraba, ya no podría moverse nunca más… No había nadie junto a él, ya no estaban sus padres, su familia, sus amigos, esos en quienes tanto creía, sólo alguien a los pies de su cama, la figura fantasmagórica de un niño que le miraba fijamente, y le repetía incansablemente la misma pregunta:

¿Por qué?...

Fin.


...Guillermö...

2 comentarios:

Ulrich, Ich Gemütlich. dijo...

Manuel dijo...
Uffffffffff.

Perdón por lo explícito, pero lo necesito.

Con che su madre...

Ooooooh. La cagó. es que me cagaste, te lo juro, al parecer esto es lo que se siente leer alguien que escribe historias bizarras... Todavía tengo el pecho apretado wueón...

Está excelente, me encantó, sublime, logras cautivar al lector, transmites emociones, descolocas, en fin... ¿qué puedo decirte? Excelente cuento, creo que lo que tu escritura tiene es lo que le hace falta a la mía, ya que me había quedado pegado en un tema en específico, prácticamente vi la luz gracias a ti.

Jajajajaja.

Todavía no me recupero, las observaciones te las daré a conocer después, más que nada tienen que ver con la forma, pero el fondo está increíble.

Felicidades, me encantó tu primogénito.

Saludos, un abrazo, te quiero.

22 julio de 2008 20:34

Ulrich, Ich Gemütlich. dijo...

Cordelia dijo...
No pude terminar de leerlo.
Me niego rotundamente.
Es que es demasiado fuerte, demasiado explícito para mi frágil mente, que por lo demás se sugestiona fácil con la lectura.

Ya, llegué hasta donde empiezan a cortar al niñito. De ahí, too much for me. Aunque me tenía metida, intrigada con el desenlace, pero me superó.


Besos.

23 julio de 2008 17:21