viernes, 3 de octubre de 2008

... Tu presencia...


Despierto una vez más, el silencio grita en mis oídos de forma ensordecedora, observo la tenue luz que se filtra a través de las cortinas de la puerta a los pies de mi cama. Por algún motivo sin explicación pienso que sería terrible estar en esa otra habitación solo, me atemoriza mucho pensar en ello, pero trato de alejar ese pensamiento de mi cabeza, intento pensar en algo más, pero no lo puedo evitar, voy a encender la luz, no lo hago. Un súbito escalofrío recorre todo mi cuerpo, trato de resistir, pero ya es tarde, estás aquí, no puedo moverme, no puedo respirar, siento un hormigueo en mis extremidades y el silencio es roto por el crujir de los músculos de mi cuerpo, desde mis piernas hasta mis sienes mientras tengo la sensación de estar cayendo al vacío velozmente. Intento hablar, pero sólo balbuceo algo inteligible, no puedo abrir mi boca, trato de llevar la mano que puedo mover hacia ella para abrir mis labios, pero mis dientes no se separan y la voz ya no me sale. Sé que estas ahí, al lado de mi cama, puedo sentirte, una vez mas has venido a atormentarme, después de tantos años de tu dulce ausencia, estás una vez mas aquí para estrujar cada músculo de mi cuerpo, para apretar mi pecho hasta dejarme casi inconsciente, y para finalmente emitir ese sonido de tu risa que resoplan tus narices, como bufido de animal.
En mi infancia solías venir y hacerme creer que mi dormitorio se encogía sobre mí, luego emitías ese sonido cerca de mi rostro, sentía tu frío aliento en mi frente, aterrado lloraba calladamente, ya ni te importaba que encendiese la luz, eso no funciona contigo, pues en el lugar donde estés siempre habrá una sombra, la que tú proyectas sobre el espacio que ocupas. Con el tiempo dejaste de venir, tal vez me hice más fuerte.
Hoy has venido a mi mas temprano que de costumbre, apenas me acuesto, siento que algo anda mal pero trato de tranquilizarme, sin apagar la luz, respiro profundamente, cierro los ojos y se me eriza la piel... Estás aquí.
He intentado hablar contigo, por primera vez, quiero saber por que me atormentas de esa manera, por qué has vuelto a mi. Pienso que de alguna forma te he llamado, tal vez te he invocado con el pensamiento, tal vez me he quedado indefenso una vez más. No respondes, siento como te mueves por mi habitación, aunque ya no proyectas esa terrible sombra que tanto me desesperaba. Intento razonar contigo de la forma más elocuente que puedo, (aunque sé que es absurdo lo que estoy haciendo, y he de admitirlo, me siento un poco estúpido), pues ahora sé quien eres, lo que ha sucedido contigo y en parte por qué ha sucedido, pero lo que no puedo entender es por qué me atormentas a mí… nada sucede, sólo que el ambiente se vuelve un poco mas respirable, un poco menos denso, me quedo mirando el techo, no sé por cuanto tiempo, hasta que eventualmente me duermo, un poco asustado, creo. Me tranquiliza el tener la luz encendida, saber que puedo abrir los ojos y ver mi dormitorio iluminado.
No sé por cuánto tiempo he dormido, despierto y la luz está apagada, sólo veo la claridad de la luna colarse a través de las cortinas, aunque ya no tengo miedo… enciendo la luz, bebo un poco de agua y sigo durmiendo, mientras pienso: “¿Habrás sido tu quien apagó la luz?”.....

1 comentario:

Ulrich, Ich Gemütlich. dijo...

Cordelia dijo...
Escalofriante.
Esa es la sensación que me deja.
Ficción o realidad? o ambas?

Me gustó, aunque creo que te jugó en contra la puntuación. Deberías haber usado más puntos seguidos para el tema del suspense, pero aún así me gustó.

Un besote.

2 octubre de 2008 11:10